El Shiatsu es un arte terapéutico de origen japonés que usa el contacto con el cuerpo como vía de autoconocimiento y de actuación para promover un sano equilibrio dinámico en todos los aspectos de nuestro ser (energéticos, fisiológicos, emocionales, mentales y espirituales).
Shiatsu literalmente significa presión con el dedo. Alrededor de esta característica básica se añaden otros elementos del mundo del masaje (estiramientos, manipulaciones articulares y orgánicas, incluso formas sin contacto físico). Dicha presión provoca una alteración de la actividad eléctrica en los tejidos biológicos (piezoelectricidad) y esto influye en el movimiento del flujo de la energía vital llamada “Ki” en japonés (o “Chi” en chino).
Fue de la mano de Shizuto Masunaga, psicólogo clínico y también profesional de shiatsu, quien retomó el conocimiento de la Medicina Tradicional China y la integró en el modelo que llamó Shiatsu Zen. En él añadió conceptos como las extensiones de los meridianos clásicos, el diagnóstico energético en el Hara y el Kio-Jitsu.
El uso de este soporte teórico (junto con los de anatomía, fisiología y psicología), nos da muchos más elementos de orientación y de actuación, no solamente a través del masaje sino en general de las acciones y decisiones que tenemos que tomar en nuestro día a día.
La visión energética nos hace comprender a un nivel más profundo las estructuras sobre las que posteriormente se desarrollan los aspectos físicos o mentales. También actúa de manera preventiva al permitir ver la tendencia del movimiento energético en sus inicios, antes de que se termine por somatizar con una determinada sintomatología, y si ésta ya se ha manifestado acompañar en su evolución para facilitar su transformación.
Es muy común que después de recibir una sesión de shiatsu te sientas más flexible y relajado, con mayor claridad mental y fortaleza interna.